Comienzo
este escrito en el momento en que el Conclave Papal se encierra en la Capilla Sextina hasta el “habemus
Papam” que nos dará el nuevo Papa.
Partiendo
de la base de que soy cristiano no muy practicante
y no comulgo con la Iglesia
en cuanto a su estructura jerárquica y organizativa, si me siento atraído por
todo el boato que rige estos días, desde la designación de la “Sede Vacante” y
que irá hasta la salida del nuevo Papa al balcón de la Plaza de San Pedro.
Otra
premisa, que hay que tenerme en cuenta, es que soy un gran amante de la historia,
y estamos hablando de un “ritual” que está considerado como el más antiguo de
la historia de la humanidad, que se dice pronto.
Es,
el segundo Conclave que vivo en conciencia de lo que significa, ya que el del
1978 no vamos a contarlo. Y me acerco a él, como digo, tratándolo como un hecho
histórico que las próximas generaciones deberán estudiar y juzgar.
Creo
que no hace falta que enumere todos los protocolos que ya se vienen ejecutando,
desde que el Papa Benedicto XVI, Papa Emerito a partir de ahora, presentó su
renuncia, ya que el bombardeo mediático al que estamos sometidos se ha
encargado de propagarlos sobradamente. De todas formas, si bien alguno tenéis
curiosidad os dejo el siguiente enlace que podéis consultar: http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3nclave
. Como he dicho, me atrae de sobremanera este ritual, ya que ha ido avanzando
desde los tiempos primigenios del cristianismo, sumando elementos medievales, y
ahora modernos, como las dos estufas para la quema de votos, para hacer que el
humo blanco o negro, que nos anuncia si tenemos nuevo Papa o no, sea más
“reconocible”, sin comentarios.
Además
en este Conclave se están dando circunstancias tan especiales como que el Papa
anterior esté vivo. Algo que no ocurría desde hace 500 años. Por lo que todo el
ritual post mortem no tiene cabida y el Colegio Cardenalicio ha tenido que
echar mano de normas medievales para su tratamiento.
A
partir de la convocatoria del Conclave, se han ido sumando viajes, reuniones,
misas, procesiones, hasta el momento del “extra omnes” en el que los obispos
sea han quedado solos, “ante el peligro”, aquí comienzan las intrigas secretas,
los guiños continentales, los lobbys y curias, que tantos libros han originado
y el secreto más absoluto del mundo, bajo pena de excomunión, que en algún
momento significó la diferencia entre la vida y la muerte, pero en los tiempos
actuales, viene siendo nada.
He
querido escribir este artículo para exteriorizar mi entusiasmo ante el momento
histórico que estoy viviendo, como historia única en si, no como expresión de fe, que entiendo en algunas
personas de mi entorno. Y momento al que creo que debemos de prestar la
atención necesaria, ya que se trata de un acto sin igual, que influirá en no
solo mucha gente, sino en muchos países, con lo que eso implica. Al que
normalmente tendremos pocas oportunidades de asistir y que resume 2013 años de
la humanidad.
Moncho (para los amigos)
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