Tras el “escándalo” de Wikileaks, y
cuando ya nos habíamos olvidado de los temas de espionaje internacional, estos
últimos días salen a la luz dos nuevos casos de espionaje. El primero revelado
por un ex agente de la C.I.A.,
en el que las agencias estadounidenses N.S.A. (Agencia de Seguridad Nacional y el FBI han tenido acceso directo y de manera secreta a
los servidores de gigantes tecnológicos como Microsoft, Google, Apple o
Facebook desde los que han obtenido datos de sus usuarios que les permiten
analizar y controlar sus movimientos y contactos. Y el segundo en el que el
Reino Unido, por medio de su servicio secreto, espió mediante intercepción de
llamadas, mensajes y mails a los políticos que intervinieron en la cumbre del
G20 del año 2009 en Londres.
Esto hace que resurja el debate tan
"moderno" de libertad o seguridad.
En el caso del espionaje del
Servicio Secreto británico, no hay duda, ahí no hay libertades individuales, es
espionaje político, puro y duro, y ahí no vamos a entrar. No cabe duda, y el
que no piense así es que está en los mundos de Yupi, que todos los países,
entre ellos, se han espiado siempre y siempre se espiarán, por muy aliados que
sean.
Pero el caso que más me preocupa es
el de las agencias norteamericanas, que con la disculpa de la seguridad
antiterrorista mete todo el mundo en un saco y tira millas a espiar a tutiplén
Ya después de los atentados del 11
de Septiembre, las libertades sufrieron un recorte brutal con la excusa de la
seguridad. El ejemplo más patente es el de los aeropuertos, sobre todo los
americanos. Estos se han convertido en bunquers por los que transitar puede ser
toda una odisea. Si tienes rasgos árabes, si llevas algo parecido a un cuchillo
o si simplemente llevas una botella de agua en el equipaje, puedes tener un
grave problema.
Soy consciente, que la libertad al
100% y la seguridad al 100% es una utopía. Soy consciente que para llegar a
ciertos individuos, digamos terroristas, carteles de la droga, estafadores y en
general malhechores de alto novel, las leyes que tenemos ayudan más al que
infringe la ley que al que lo persigue.
Pero los mismo que yo soy consciente
de esto, los estados, tienen que ser conscientes de que no pueden, ni deben, usar
sus mecanismos para tener controlada la población, como si de un rebaño de
ovejas se tratara. Toda esa información puede ser utilizada para detectar
terroristas, pero esa misma información se puede utilizar para detectar
personas que no piensen como el gobierno de turno y organizar “cazas de brujas”
y guetos de disidentes.
Yo comprendo que las escuchas,
redadas de líneas, etc., tienen que realizarse, pero deben de realizarse
siempre bajo la resolución de un juez, bajo la supervisión de la policía y si
hace falta crear un organismo nuevo para vigilar que se hace con está
información, pues se crea. Pero no podemos espiar por espiar, porque tu en una
conversación telefónica digas la palabra – bomba – (es un ejemplo) ya le salte
una alerta en el CNI y a partir de ese momento seas objeto de vigilancia.
Porque lo malo no es que digas
“bomba”, sino que el vigilante de turno diga: “ahora en lugar de buscar bomba,
busquemos “PP” o “PSOE”(por ejemplo). Y todos los que lo digan pasen a una base
de datos con una etiqueta para el resto de tu vida. Y según este en el poder uno
u otro te vigilarán o no.
Repito, esto es un ejemplo, pero
puede ser tan real, como que ahora cuando publique este artículo pase a la base
de datos de cualquier agencia, de cualquier país del mundo, con la etiqueta de “antisistema”.
Se me viene a la cabeza varias
películas en las que vemos estos desarrollos, “Enemigo Público” de Will Smith,
sería la que más se le parece, pero como la vida nos enseña “la realidad
siempre supera la ficción”.
Lo dicho, la libertad al 100% y la
seguridad al 100% es una utopía, pero debemos intentar que ambas estén al 50% o
por lo menos lo más cerca posible de esta cifra, sino, tendremos, o un país
supervigilado o un país inseguro, y ninguno de estos dos hipotéticos países
nos conviene como ciudadanos.
Moncho
… para los amigos.
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